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Introducción

“Toda vez que el pasado dejó de arrojar su luz sobre el futuro, la mente del hombre vaga en la oscuridad”. (Tocqueville: "La Democracia en América", Madrid, 1990)

Con la reedición de la colección histórica (1965-1973) en formato digital de la revista de izquierda chilena Punto Final (PF), a 42 años de que fuera fundada en 1965, estamos cumpliendo con un sueño no sólo de quienes llevaron adelante este proyecto, sino también de quienes hoy hacen posible que PF aparezca tozudamente cada 15 días y de aquellos que a lo largo de cuatro décadas han sido su fieles lectores. Pero por sobre todo, estamos cumpliendo con este proyecto histórico uno de los objetivos principales: contribuir a la formación política de los jóvenes que han sabido reconocer el aporte incuestionable de la revista al proceso democrático en Chile.

Después de constatar la existencia de la colección histórica de PF (1965-1973) en diferentes archivos y bibliotecas públicas en la ciudad de Berlín - Alemania - y conscientes de la imposibilidad de acceder públicamente a una colección bastante completa en Chile, nos dimos a la tarea de “recuperarla” para ponerla al servicio público de historiadores, investigadores sociales, activistas políticos y, por sobre todo, de los jóvenes que hoy en día se encuentran en la búsqueda de nuevos caminos propios.

Hasta el momento del “hallazgo”, la colección histórica de PF no pasaba de ser parte del inventario del conocimiento de la humanidad, acumulado en las frías profundidades de algunas bibliotecas europeas y material olvidado en uno que otro archivo público.

Por un período de aproximadamente dos años nos dimos a la tarea de “desenterrar” la colección de PF como si se tratase de un tesoro profundamente escondido en la espera de que un haz de luz del pasado nos ayude a ver en la “oscuridad” del presente. Dicho de otra manera, nos propusimos hacer pública una fuente histórica comprometida con el cambio social, político y económico de las estructuras de dominación y exclusión que venían caracterizando a la nación por más de un siglo. Nos estamos refiriendo a más de 192 revistas, con sus respectivos documentos, del período que abarca desde el 15 de septiembre de 1965 (PF Nº 1) hasta el 11 de septiembre de 1973 (PF Nº 192).

Más de alguien se preguntará ¿por qué se debió ir tan lejos para recuperar la colección histórica de Punto Final? En este sentido, no debemos olvidar que desde el primer día de la dictadura la función de los aparatos represivos y de la prensa dominante fue borrar de la memoria colectiva todo aquello que nos remitiera a uno de los períodos más gloriosos e importante del movimiento obrero y de los movimientos sociales y políticos chilenos. Se quemaron libros y revistas, se prohibió y eliminó de todas las bibliotecas públicas chilenas el patrimonio cultural comprometido con el cambio social. Es más después del golpe militar en 1973, la simple tenencia de un ejemplar de Punto Final significó para muchas personas el hostigamiento, la estigmatización política, llegándose incluso a su encarcelamiento y desaparición.

Lo que al comienzo sólo intuíamos o suponíamos, se nos fue manifestando casi de facto a lo largo de este trabajo casi arqueológico. Por una parte, nos permitió acercarnos a conocer los movimientos y los actores políticos y sociales de carne y hueso involucrados en primera línea con el cambio revolucionario en América Latina. Pero en el caso chileno lo que nos resultó interesante, sin dejar por ello de ser escalofriante, fue la posibilidad de seguir secuencia a secuencia -por cierto desde un determinado ángulo-, uno de los períodos más intensos de nuestra historia: el Gobierno de la Unidad Popular.

En segundo lugar, la recuperación de la colección histórica de PF nos permitió presenciar, aunque desde la distancia histórica, cómo los actores políticos y sociales comprometidos con el proceso revolucionario en Chile se enfrentaban no sólo a las limitaciones y limitantes de la institucionalidad -que impedían contradictoriamente cumplir con la promesa burguesa de la modernidad: Libertad, igualdad y fraternidad-, sino que también a las fuerzas reaccionarias y fascistas chilenas que se expresaban a través de sus grupos de intereses y de sus partidos e instituciones de clase. En lo que respecta a esto último, Punto Final no nos remite sólo a una historia para muchos muerta, lejana y condenada al olvido por el poder, sino que nos remite al Chile de hoy, a algunos de sus actores vinculados al poder político y económico en Chile. Nos referimos en especial a la democracia cristiana y a la derecha chilena. En lo que se refiere a la Izquierda chilena, a la de vocación parlamentaria y de sesgo renovado. Esperamos con esta recuperación aportar a que los jóvenes lectores y los no tanto puedan sacar sus propias conclusiones.

En tercer lugar, adentrarnos a través de Punto Final en el periodo 70-73 nos permitió entender que el proceso revolucionario no es una abstracción de la teoría política, ni mucho menos efemérides descontextualizadas de la realidad. Son actores sociales y político de carne y hueso, en confrontación con aquellos que no quieren perder sus privilegios de clase (por cierto no libres de tensiones y contradicciones), los que buscan abrir paso a la emancipación de la sociedad. Nos referimos a los valiosos testimonios y documentos que relatan las luchas y experiencias de emancipación política de los oprimidos y explotados, poco estudiadas como las del movimiento campesino en Chile, de los pobladores marginados, de las empleadas domésticas, el de los trabajadores que, tomando el destino en sus manos, comenzaban a humanizar este país, experiencias que hasta hoy han permanecido en el olvido con la intención de borrarlas para “siempre” de la memoria colectiva.

En cuarto lugar, indagar a través de la PF en la década de los 60 y 70 nos permite percibir que los actores involucrados en el cambio poseían un proyecto político, una teoría política para el cambio, palabras y conceptos para llamar a los fenómenos sociales por su nombre. Se hablaba de socialismo, de explotación, de igualdad social etc. En otras palabras, lo apasionante de este proceso fue que tanto unos como otros no necesitaban ponerse máscaras: los que trabajaban con pasión por el cambio como los que hacían todo por impedirlo.

Finalmente, lo que puede parecer trivial y elemental a primera vista: nos percatamos de los cambios de la revista, en su formato, colores, tamaño, hasta en el desarrollo y evolución política de sus editoriales y sus artículos. El acelerado y cualitativo compromiso no sólo con el proceso chileno sino con los procesos revolucionarios en América Latina y el mundo, nos puso en evidencia que PF en aquellos años era más que un proyecto periodístico de avanzada: era en sí mismo parte integral del proceso revolucionario chileno y latinoamericano.

Ahora bien, la intención que nos mueve y nos llevó a rescatar la colección de PF no es un afán meramente intelectual e historicista. Mucho menos romántico o melancólico para glorificar la historia recién pasada. Adentrarnos en la historia a través de PF no debe paralizar nuestra capacidad de enfrentar el presente, mucho menos de ver y proyectarnos en el futuro. Tampoco queremos contribuir a la obsesión y ambición intelectual de acumular conocimiento sin otro fin que allanar el camino profesional. Por el contrario, lo que nos motivó desde un comienzo fue poner esta valiosa colección histórica a disposición de los actores sociales y políticos involucrados, consciente o inconscientemente, en el devenir de los conflictos sociales para su lucha por una sociedad igualitaria y más justa.

Tampoco vemos en Punto Final un manual histórico que nos permita deducir y transmitir mecánicamente soluciones quizás sólo válidas en los 60 y 70. Estamos convencidos que para superar los conflictos e injusticias en la realidad actual lo que fue válido para una época hoy ya no lo es. Se trata simplemente de recuperar una parte de nuestra herencia histórica y ponerla al servicio de los nuevos sujetos políticos y sociales y, con ello, hacer una contribución para que éstos no vuelvan a cometer los errores de antaño, pero también para recuperar ciertos valores olvidados y en desuso, producto de la maraña consumista y violenta que el capitalismo actual nos impone.

Por último, nos motiva y nos mueve que la reedición digital de la colección histórica de PF pueda servir a cada persona honesta -a través de una lectura desprejuiciada, crítica e individual-, a sacar sus propias conclusiones para ver el pasado más nítido y claro. En el mejor de los casos, este es un esfuerzo dedicado también a todos aquellos que ayer estuvieron comprometidos con el cambio y hoy se encuentran impotentes frente a la realidad de los hechos. Esperamos, de manera muy modesta, que este esfuerzo pueda contribuir a que se vislumbre una salida al laberinto y encrucijada ideológica en que nos encontramos.

A 42 años de la aparición del primer número de Punto Final, con este trabajo queremos, finalmente, rendir homenaje a todos los periodistas que defendieron hasta las últimas consecuencias su ética profesional y revolucionaria puesta al servicio de la construcción de una sociedad libre e igualitaria. También queremos rendir homenaje a su histórico y actual director, Manuel Cabieses Donoso, y a los periodistas, colaboradores y todos aquellos que han hecho posible que la llama libertaria del periodismo comprometido con el cambio siga encendida hasta el día de hoy.

Grupo de Amigos de Punto Final en Berlín

Octubre de 2007